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Evaluación e intervención en terapia sistémica familiar

  • Foto del escritor: Nathaly Berrío García
    Nathaly Berrío García
  • 9 feb 2020
  • 4 Min. de lectura

La familia actual es concebida como sistema abierto en interacción, como configuración, en lugar de estructura. De ahí que deba comprenderse como un sistema relacional con un marco de referencia único para cada familia.

Igualmente, las familias contemporáneas se caracterizan por su variedad de tipologías, lo cual hace necesaria la formación del psicólogo clínico en los aspectos relacionados con los cambios en la concepción de la familia, su dinámica y ciclo vital.

Es así como la evaluación del sistema familiar constituye un aspecto fundamental del proceso terapéutico, porque orienta la intervención que intentará brindar una solución a las dificultades y problemas que presente la familia.

Además, son múltiples las ventajas de la evaluación del sistema familiar, entre las cuales se incluyen:

· Identificar la naturaleza y procedencia de los problemas.

· Identificar los procesos mantenedores de las dificultades.

· Establecer objetivos de intervención.

· Seleccionar técnicas y estrategias terapéuticas adecuadas.

Por esta razón, es muy importante tener en cuenta que

Todo proceso de intervención con la familia debe establecerse en función de los resultados que se han obtenido en la fase previa de evaluación de la demanda de ayuda y de los conflictos que manifiestan los distintos miembros de la familia” (Martínez & Espinar, 2015, p. 134).

Así, el terapeuta familiar debe disponer de instrumentos de evaluación válidos y confiables, y de modelos estratégicos comunicacionales (mediante prescripciones y técnicas de la terapia centrada en la solución), que le permitan evaluar adecuadamente la familia, e intervenir en consecuencia (de ser necesario). A continuación, se desarrollan los aspectos mencionados.


Instrumentos de evaluación familiar


El objetivo de la evaluación en la terapia familiar sistémica es enunciar hipótesis relacionales que proporcionen la información suficiente para explicar los patrones de interacción disfuncionales del sistema y los subsistemas familiares, incluyendo la evaluación del síntoma, que es una conducta más del patrón de interacción familiar disfuncional (Martínez & Espinar, 2015).

Asimismo, los métodos e instrumentos de evaluación utilizados en terapia familiar están estrechamente relacionados con el marco teórico del clínico.

Adicionalmente, de acuerdo con Martínez y Espinar (2015), los instrumentos más utilizados en la evaluación de las familias son las entrevistas clínicas, la observación de las interacciones familiares en el contexto clínico y los cuestionarios estandarizados.

Algunos instrumentos empleados para la evaluación en terapia familiar son los siguientes:

APGAR familiar. Evalúa el nivel de funcionalidad familiar. Mide 5 dimensiones: adaptabilidad, cooperación, desarrollo, afecto y capacidad resolutiva. Hay versión para adultos y para niños.

Escala de ajuste diádico (EAD). Mide el grado de ajuste marital o armonía global de la pareja, a través del grado de consenso, la satisfacción, la cohesión y el grado de expresión del afecto.

Escalas de afecto y de normas y exigencias (EA y ENE). La Escala de Afecto consta de dos factores (afecto-comunicación y crítica-rechazo), mientras que la Escala de Normas y Exigencias se divide en tres factores sobre la forma de establecer y exigir el cumplimiento de las normas (forma inductiva, rígida e indulgente). Ambas escalas se presentan en dos versiones: hijos y padres.


Prescripciones del terapeuta


El terapeuta familiar emplea las prescripciones para lograr cambios en el sistema familiar, mediante su cualidad de garante directivo de los procesos de renovación.

Por tanto, el bagaje teórico y estratégico del terapeuta debe ser extenso, teniendo en cuenta que dichas prescripciones estarán guiadas por los objetivos terapéuticos y las metas de intervención, con ajuste a las particularidades del marco de referencia familiar.

Así, las prescripciones utilizan la paradoja terapéutica con frecuencia, en aquellos casos en que las familias “solicitan ayuda pero (…) al mismo tiempo parecen rechazar todo ofrecimiento en este sentido” (Andolfi, 1991, p. 114). El terapeuta familiar procura entonces romper la lógica familiar de: “ayúdame a cambiar, pero sin modificar nada” (Andolfi, 1991, p. 115).

Por este motivo las prescripciones paradojales son herramientas necesarias para la intervención en terapia familiar.


Terapia centrada en la solución


Se basa en el supuesto de que el terapeuta no puede cambiar la familia, sino que es la familia la que se cambia a sí misma, parafraseando a Lipchik (2002).

Además, se propone que los cambios en el sistema familiar son continuos, y que la terapia se debe centrar en soluciones futuras.

De modo que “el terapeuta actúa como un guía, valiéndose de preguntas y respuestas cuidadosamente elegidas para ayudar al cliente a ver con claridad su dirección o a cambiarla por otra con mayores probabilidades de llevarlo a su destino” (Lipchik, 2002, p. 61).

Con éste fin, el terapeuta debe entrenarse en la escucha, para tener una “actitud alerta a las preguntas y respuestas apropiadas” (Lipchik, 2002, p. 84), y adaptar el proceso terapéutico a la solución que requiere la familia.


Conclusión


Se han diseñado instrumentos para la evaluación en terapia familiar, que han evidenciado adecuadas cualidades psicométricas, y gran utilidad en la práctica clínica. Una evaluación familiar integral, hará empleo apropiado de dichos instrumentos, en el marco de un sistema terapéutico amplio.

De ésta manera, la evaluación redundará en la propuesta y puesta en marcha de estrategias de intervención oportunas, que catalicen cambios positivos en el sistema familiar y sus subsistemas.


Referencias


Andolfi, M. (1991). Terapia familiar. Un enfoque interaccional. Barcelona: Paidós.

Builes, M.B. & Bedoya, M. (2008). La familia contemporánea: relatos de resiliencia y salud mental. Revista Colombiana de Psiquiatría, 37 (3), 344-354.

Lipchik, E. (2002). Terapia centrada en la solución. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Martínez, M.P. & Espinar, I. (2015). Métodos e instrumentos de evaluación familiar. En A. Moreno (Ed.), Manual de Terapia Sistémica (pp. 133-172). Bilbao: Desclée de Brouwer.

Suárez, M.A. & Alcalá, M. (2014). APGAR familiar: una herramienta para detectar disfunción familiar. Revista Médica La Paz, 20 (1), 53-57. Recuperado de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-89582014000100010&lng=es&tlng=es

Universidad Complutense de Madrid. (s.f.). Ficha técnica Escala de Ajuste Diádico (EAD). Madrid: Autor.

Valdivia, C. (2008). La familia contemporánea: concepto, cambios y nuevos modelos. La Revue du REDIF, 1, 15-22.

 
 
 

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